
La Municipalidad aprovechó el festival alternativo más reconocido del mundo, que contó con la presencia de más de 40 bandas internacionales y nacionales, y 160.000 asistentes, para promover el cuidado del ambiente, a través de un stand ecológico hecho en su totalidad con materiales reciclables.
Con el nombre de “Enjambre”, obra del artista Julián Manzelli, el espacio municipal contó también con juegos de encastre para armar en comunidad. “Lo sustentable tiene también que ver con el trabajo entre todos para que tomemos conciencia de que tenemos que construir un mundo mejor para dejar a nuestros hijos”, dijo el intendente Gustavo Posse, presente en el festival.

También se distribuyeron contenedores de basura diferenciada por todo el predio.
“Nos enorgullece que el Lollapalooza ponga otra vez a San Isidro en el foco del mundo”, afirmó Posse.
Y enfatizó: “Junto a los organizadores acordamos difundir en conjunto acerca de la importancia de reciclar y utilizar los recursos naturales responsablemente”.
Además, con el objetivo de garantizar la seguridad durante el festival, el Municipio coordinó un gran operativo deprevención, en el que aportó 20 vehículos del Patrullaje Municipal que recorrieron las inmediaciones del predio para detectar posibles inconvenientes.
En paralelo, un centenar de inspectores de tránsito municipales trabajaron en la periferia del Hipódromo para evitar congestionamientos. También actuó un servicio de grúas que, en caso de haberlos, removió los vehículos mal estacionados.

Con cuatro escenarios gigantes como principal atracción, el Lollapalooza tuvo como complemento muchísimos stands y foodtrucks para jugar, descansar, comer, beber y comprar merchandising. Mención destacada al espacio KidzaPalooza que organizó actividades especialmente pensadas para los más chicos.
“Todo esto es increíble y me emociona estar acá. El hipódromo es enorme y vale la pena como lugar para espectáculos”, remarcó Olivia Álvarez Roseto, de la Ciudad de Buenos Aires, mientras esperaba ansiosa ver el show impresionante que dio Eminem.
Con Alabama Shakes sonando de fondo, Ariel Garavilla comentó que era la segunda vez que concurría a un Lollapalooza y le parecía “por lejos” el mejor festival que se organiza en el país.
Junto a él, su hijo Santino contó: “Estuve en el Kidzapalooza cantando, tocando la batería, el piano y la guitarra. Me divertí mucho”.

“Está lleno de gente y hay para todos los gustos. Me encanta”, concluyó Candela Sorín, de Tigre, luego de bailar con la electrónica de Kaskade y asombrarse con los fuegos artificiales del cierre.
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