En un país donde los ciclos políticos van y vienen, y los discursos muchas veces giran en círculos, hay sectores que insisten, desde el trabajo silencioso y constante, en ser parte de la solución. Uno de ellos es el agro, que tras el triunfo de La Libertad Avanza, comienza a alzar la voz con mayor claridad.
Pero no se trata de una confrontación, ni de reclamos estériles. Lo que se escucha en las últimas semanas desde ámbitos como la Sociedad Rural de la provincia de Buenos Aires es una señal: el campo tiene dirigentes con ideas claras, con visión de futuro, y con ganas de involucrarse. No necesariamente desde una candidatura, pero sí desde un rol más activo en la construcción de una nueva política.
Osvaldo Simiele, actual presidente de la entidad, es un buen ejemplo. Reside en Vicente López, pero mantiene un fuerte vínculo con la producción rural en distintas zonas del país. Como él, muchos otros referentes de la vida agropecuaria combinan el arraigo con la mirada urbana. Y lo que proponen es simple: aportar.
¿Están los partidos políticos dispuestos a escuchar? ¿Hay lugar para nuevas voces que no vengan del aparato tradicional? La pregunta queda abierta.
El mensaje, sin embargo, es claro: desde el campo bonaerense no sólo se pide ser parte, sino que se ofrecen propuestas. Ideas para dinamizar economías locales, mejorar la infraestructura, facilitar el acceso al crédito productivo y fomentar el desarrollo.
En tiempos donde la política busca aire nuevo, tal vez sea momento de mirar hacia el interior, hacia esos sectores que siguen apostando al país con trabajo y compromiso. Porque quizás, en ese surco silencioso, haya mucho más que trigo: haya futuro.
por Christian Cetrari
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