
Otra de las propuestas generalizadas que surgen ante la inseguridad es la de generar espacios de contención para darle tareas y "ocupar la cabeza" de los jóvenes pobres de las barriadas del conurbano así no salen a robar; lo cual directa o indirectamente es asociar a la pobreza y los jóvenes con el delito. Creemos, y por eso lo hacemos, que en nuestros barrios más humildes debe haber clubes, sociedades de fomento, talleres de oficios, programas de terminalidad de estudios, becas de incentivo educativas (universalizadas desde el gobierno nacional a través del PROGRESAR), talleres y espacios culturales, pero no como una política contra la inseguridad sino como una política vinculada a la conquista de la justicia social donde todo pibe y piba que habite en nuestra patria cuente con las mismas oportunidades de estudio, esparcimiento, crecimiento laboral y desarrollo cultural y deportivo sin importar si nació en el barrio más humilde o en el más rico del país.
Por eso antes de elaborar propuestas facilistas frente a la seguridad-inseguridad debemos poder analizar la problemática en su globalidad. El caso expuesto en la nota del diario Tiempo Argentino, que además debemos remarcar no salió en ninguno de los grandes medios de comunicación vinculados a las corporaciones económicas que operan en la argentina, muestra claramente el modus operandi del delito (la inseguridad) en el conurbano bonaerense. En donde nuestros pibes, pobres en su mayoría, son parte de un engranaje mucho más grande que ellos y que los excede, que vincula fuerzas policiales-justicia-crimen organizado-sectores de la vieja política, que los mantiene y los usa como mano de obra y los tiene de rehenes en base a su pobreza.
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