
Tras pedir un fuerte aplauso para todos los bomberos del país, Posse señaló que la labor que ellos llevan adelante despierta el cariño de todos, ya que hacen su trabajo de manera voluntaria, en sus tiempos libres, y ponen lo mejor de sí.
“El Municipio trabaja codo a codo con los bomberos para servir al vecino. Se trata de una institución que continúa creciendo cada vez más”, comentó el intendente, quien también agradeció el apoyo fundamental de las familias de los bomberos.

“La única llama que no apagamos es la que nos mantiene vivos hace 75 años”, reza un cartel gigante que cuelga de las paredes del cuartel desde 2014.
Inspirado en esa frase, el presidente de los bomberos sanisidrenses, Juan Carlos Forestier, rescató: “Hoy, en un mundo globalizado donde reinan intereses personales, sigue vigente en nosotros esa pasión por servir a los demás, de proteger la vida en este caso de los vecinos de San Isidro. Aún existen instituciones como ésta que persiguen fines altruistas”.
Cuenta la historia que allá por 1884 ante un incendio en La Boca un grupo de inmigrantes italianos por voluntad propia se mancomunaron para apagarlo. “Así nació el cuartel Nº1 de bomberos voluntarios de ese barrio”, relató el jefe del Cuerpo Activo, Comandante Mayor, Alejandro Marchetti;

“Somos un grupo de 110 bomberos más una banda de música que nos acompaña. Aquí confluyen todos los estratos sociales, hay estudiantes universitarios, trabajadores y gente que en su tiempo libre se dedica en equipo a ayudar a la comunidad sanisidrense ante diferentes siniestros”, concluyó Marchetti.
En la ceremonia también estuvo presente el histórico presidente de la Sociedad de Bomberos Voluntarios de San Isidro, Alfredo Laguzzi.
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